miércoles, 11 de julio de 2007

Eutanasia (Fragmento)

Fragmento del díalogo entre un rabino judío, un ateo, un sacerdote cristiano, un padre e hijo de familia, un médico, un abogado y un esotérico. La conclusión no se da porque no hay conclusión.

Sacerdote
¡Es un crimen! ¡Un pecado mortal! Las Sagradas Escrituras afirman que es designio del Señor que perezca el alma de quien osara matar a su prójimo.
Rabino
Asesinar querrás decir, no matar; pues hay mitzvot que declaran las muertes que han de ser condonadas por Adonai.
Ateo
Pero no estamos seguros de la existencia de su dios, no puedo tomar eso como argumento fidedigno.
Rabino
Las mitzvot son claras y piden no matar sin causa justificable, creas o no que existe El que Es.
Sacerdote
¡Y es motivo claro de excomunión!
Ciudadano
¡Las excomuniones no me interesan! La cuestión es decidir lo que haré con mi padre.
Médico
Lo que tienes que hacer es pensar en la voluntad de tu padre. ¿Dijo lo que él deseaba?
Ciudadano
Jamás lo dijo y ese es el problema, quizás actuemos de forma equivocada.
Médico
Ponte en el lugar de tu padre, trata de pensar que es lo que él querría.
Rabino
¡Pero eso no debes hacer nunca! Quizás lo imaginarás, pero nunca tendrás la certeza de lo que él deseaba. Debes respetar los mitzvot que Elohim nos encomendó, seas judío o gentil.
Abogado
Este hombre tiene vida hasta que no exista ningún signo vital en ese aprato.
Ateo
¡Pero es claro que no tiene vida! Tan solo desconéctenlo de esa máquina y comprobarán lo que les digo.
Esotérico
La vida es un ciclo infinito y debemos dejar que fluya como todo en el Universo, no debemos interrumpirla pero tampoco alargarla.
Sacerdote
Pero si el hombre tiene vida, signos vitales claros, no podemos dejarlo ir, ¡ni siquiera pensarlo!
Rabino
El Esotérico tiene razón, pero no podemos decidir por el hombre agonizante, ese es el problema.
Médico
Clínicamente, está muerto, si lo desconectamos, efectivamente, fallecerá.
Ciudadano
El problema se acrecenta y mi padre sufre. No sé que hacer.
Ateo
Haz lo que tu vida, la vida, te indique.
Sacerdote
No podemos hacer que las leyes divinas sean reflejo de las del hombre, reduciríamos a Dios nuestro Señor.
Rabino
¡El hombre es el reflejo de Hashem! Al menos, en eso tiene razón.
Esotérico
Así es, la Ley Universal es única y se da en todas dimensiones, pero debemos interpretarla, así nuestro hermano Rabino interpreta la escritura y hoy no sabe tampoco decidir.
Abogado
La decisión es tuya, no podemos influir, tan solo medita, piensa y no actúes bruscamente. Si actúas, no te arrepientas.

Lo positivo, lo negativo y lo interesante del capitalismo.

Nihil est tam angusti animi
tamque parvi quam amare divitias.
-Cicerón-


El mundo que nos rodea. El mundo. Nuestro mundo. Ese es el capitalismo y debemos estar dentro. Si estamos separados de él démonos por muertos. Pero el capitalismo no es fatalidad ni tragedia, sino que, como todo, tiene pros y contras los cuales se tratarán en este breve escrito.

Lo positivo.

La constitución de un mundo capitalista nos muestra un mundo más cómodo, lleno de comodidades quizás.

Y es que conocemos a la globalización como producto del capitalismo. Y con ella nos agraciamos con bienes cada vez más complacientes.

Los adelantos médicos sofisticados curan enfermedades cuyo remedio antes fuera impensable; las prótesis cada vez son más efectivas; las pastillas anticonceptivas pasan de ser pastillas preventivas, a correctivas. Las cirugías no utilizan más navajas y los efectos producidos por la intervención es efímero.

La población tiene una participación activa en las decisiones que constituyen al Estado, y la presencia popular es clara al crear ONG’s, por medio de las cuales se consideran los aspectos que afecten a la misma población, rescatando culturas, valores, tradiciones; fomentando la creatividad y la solidaridad; el amor a la patria.

La educación se postra a la altura de las grandes universidades alrededor del mundo, y los estudiantes salen, por lo tanto, mejor preparados.

La investigación surge como un tema que motiva a más personas y se preocupan no solo por la cuestión científica, sino por la social, la humanista, la religiosa, etc.

Lo negativo.

Las comodidades que nos crea el capitalismo están acabando con la ecología, con el medio ambiente, con nuestro entorno natural. Por más que dicen preocuparse –los empresarios– por resolver estos problemas, solo vemos que la avaricia sobrepasa los adelantos “ecologistas”.

Consideramos que los bienes a los que nos aferramos como si en verdad fueran necesidades de urgencia humana, cuando no nos damos cuenta que resultan un exceso.

Los hospitales que tienen grandes sistemas son exclusivos para unos cuantos, el resto está obligado a padecer penurias increíbles en el penoso mundo de los hospitales federales o estatales, donde se trata al paciente como algo y no como alguien, pues piensan –tontamente– que ese paciente no ha contribuido, cuando ese servicio ya ha sido pagado por medio de los impuestos.

El Estado es tan incompetente, que acepta que la creación y existencia sustentable de ONG’s le ayudan enormemente a su labor. La autoridad del gobernante deja de ser general para ser aplicada a unos cuantos. De aquí se sigue que muchos vivales faltos de ética se mantienen del erario complaciendo a la muchedumbre con fanatismos, ya sea religiosos, políticos, antipolíticos, antirreligiosos.

Unos cuantos tienen acceso a la mejor educación –pensemos que muchos no pueden tener siquiera educación– y muchos de éstos primeros saldrán del país o laborarán en empresas extranjeras.

Los investigadores se empeñarán por hacer del capitalismo lo mejor, el problema es qué entienden ellos por “mejor”.

Lo interesante.

Pareciera que los ciclos se repiten, que la historia es tan solo un lapso de tiempo que tiene una continuidad mas o menos definida. De ser así, ¿qué es lo que sigue más allá del capitalismo?

Todo aparenta que la religión va de la mano con el capitalismo, las quimeras cada día se van haciendo más complejas y hoy por hoy el dinero se convierte en el amo y señor, en el ídolo, en el becerro de oro.

Se nos presenta a la política mezclada con el comercio y la economía, inclusive las corruptelas que brotan a la luz parecen ser complots generales. La economía y las finanzas superan la barrera de la actividad política y la manejan a su conveniencia.

La cultura se ha convertido en uno de los negocios más rentables, y los libros ahora se compran y se llevan a casa como si fueran elementos de exhibición, no para comérselos y llenarse, nutrirse con su sabiduría.

Los medios de comunicación facilitan todo, incluso por medio de ellos se puede crear o destiuir una figura, una agrupación, un país, un enfrentamiento o una convención. El poder es casi insuperable.

Difícil es vivir en este sistema, pero debemos adaptarnos, y organizar nuestros propósitos, no dejarlos sobre la mesa sino llevarlos a la práctica, enorgulleciéndonos de nuestras acciones en pro de la economía global, sumando y no restando.

Fedón. La muerte del filósofo.


La muerte es el comienzo
de la inmortalidad.
-Maximilian Robespierre-

Critón: debemos un gallo a Asclepio,
no te olvides de pagar esta deuda.
-Sócrates en Fedón, de Platón-


El Fedón es un diálogo acaecido el día cuyo anochecer el Maestro no vería ya –al menos no en esta vida– pues momentos antes debería beber la cicuta.

El diálogo es la respuesta a la solicitud de Equécrates hacia Fedón, quien presenció la muerte de Sócrates y, por lo tanto, narra detalladamente la sucesión de actos hasta la muerte del Hombre Ético.

Platón nos presenta aquí las ideas principales acerca de la inmortalidad del alma, de su concepción del cuerpo, del objetivo único del hombre que se aproxima a la ciencia.

¿Cuál es la relación del filósofo con aquello que le ocupa su tiempo, la vida, y con aquel misterio que ha de delucidar: la muerte? Eso, la muerte.

¿Qué clase de hombre busca afanosamente la muerte?

El deber por el deber mismo. ¡Por supuesto! Nada Hay nuevo bajo el sol, pero como muchos no entendemos sino literamente, pensamos que lo nuevo es lo que nace, no lo que renace.

Sócrates se encontraba a punto de hacer lo que debía hacer, morir. Rodeado de sus amigos, compartiendo una charla que seguramente será de harta sabiduría y resolución de dudas no cuestionadas aunque existentes.

El Maestro, hasta el final, siempre, haciendo lo que mejor hace, enseña, acompaña. Pero no como los hombres que solo buscaban fama y gloria, él demuestra sus enseñanzas en la práctica, y no tiembla un segundo en morir por su ideología.

Sócrates afirma que el alma está prisionera, sujeta, acorralada: el cuerpo es la cárcel del cuerpo. Por lo tanto, la muerte es una liberación sin lugar a dudas. Los hombres son posesión de los dioses, los dioses cuidan de los hombres. ¿Por qué temer a tan noble acontecer?

La cárcel –o tumba– del alma es imperfecta, pues se encuentra en el mundo sensible, está limitada de sus posiblidades. En cambio, el alma tiene un transcurso infinito, y la separación de la dualidad alma-cuerpo es la perfección en si misma, no hay más límites que su llegada al Hades.

Esa alma acompaña al hombre durante su vida sensible, le guía y , por lo tanto, se convierte en un “demonio” particular que sigue como sombra al cuerpo. Es por este cargo que Sócrates es enjuiciado, pues admitía nuevos dioses, contradiciendo al otro cargo, de ateísmo. Sócrates se mentiene firme por siempre.

Lo peor que el hombre puede tener o sufrir no es sino el cuerpo. La peor de las penurias que impide la realización del hombre como ser perfecto.

Acabar con los placeres. Acabar con ellos. Eso nececita todo hombre para poder encontrar lo que de suyo es necesario, la perfección. Nos presenta al cuerpo como un estorbo, que en el momento en el que nos libramos de él, somos lo que en verdad es mejor. No tan solo hay que ser moderado con los placeres, ¡necesario es eliminarlos de nuestra habencia!

El filósofo debe alejarse de toda demanda de su cuerpo, pues si no lo hace, se verá amenazado por la imperfección, por la impureza, por la irracionalidad.

Aquel insensato que se deja llevar por la carga sensible, ha de permanecer en el fango del Hades, esperando la oportunidad de una reencarnación, para poder completar el período de purificación filosófica; mientras que los otros, los iniciados en el Bien, han de permanecer en el Hades al lado de los benevolentes dioses, que compartirán con ellos después de haber trabajado tanto en la valoración de lo mejor: el ser incorpóreo.

Sócrates permanece fuerte, firme en su convicción y demuestra con su muerte la fortaleza de la verdadera filosofía, e intenta mostrar –creo que lo logra– la prevalencia del alma inmortal sobre la muerte.

No condena la muerte sino que la defiende. La muerte es un paso solamente, un tiempo, un instante, una separación que –dependiendo de nuestro período de purificación– nos hará llegar con los dioses, o permanecer siempre en estas cárceles.

Sócrates, el Hombre Ético, el Maestro Práctico nos demuestra la validez de su doctrina, que no se trata de una charlatanería, sino una verdadera forma de vida, de vida que te prepara siempre para la muerte, lejos de la cual el alma perecería al encontrarse siempre encadenada a esta tumba que no le hace florecer sino que la hunde en su irracionalidad.

El ofrecer un gallo a Asclepio es sumamente interesante. La vida es una enfermedad que no puede ser curada sino por la intercesión de lo divino. Los dioses guian la certeza viva de Sócrates y le permiten conducirse por el sendero de la filosofía.

Sócrates, el hombre que decía reconocer su ignorancia, considero que se dijo más que sabio a la hora de su muerte. Debía un gallo a Asclepio, moriría, pero no renacería, porque la vida es una enfermedad, y si renaciera, no estaría curado. Solo los que han alcanzado la perfección tienen derecho a no regresar. Sócrates era perfecto. Sería un ser perfecto. Un ser con el Ser.

El Amor es un sentimiento, no una sensación.

¿Te has dado cuenta, hermano, lo que provoca el amor?

¡Oh, el pobre hombre, que no encuentra su destino!

Él conoce su mitad que lo complementa. Mas la otra parte no cae en cuenta de su condición. ¿Qué puede hacer para que reaccione?

Libertina es tu alma gemela y pasa frente a ti con otro de la mano, busca placeres vanos y serviles. ¿Virtuosa, no dijiste, era?

¡Le gusto! Exclama para tu asombro disimulado. ¡Quiere algo mío! Dice mientras tú le miras, desconosolado. Ese ser excepcional se cae de su morada, de lo alto, esa colina que vislumbras desde lo bajo de tu choza. Cae. Rueda. Rueda. Cae.

¿Qué voy a hacer? Cuestiona con más ganas que duda. Y tú: pálido, triste, cabizbajo; cierras los ojos. Los cierras y tu alma duele. Tiembla. La miras. Le hablas. ¿Qué puedo decir?, exclamas con una lágrima rodando por dentro de tu ojo derecho. ¿Qué puedo decir?

¿Nada en la cabeza tengo, acaso? Solo físicamente la atraigo, ¿pues qué tengo? Exclama mientras quieres robarle un beso. Sabes lo que tienes, le dices al tiempo que deseas declararle lo que en verdad tiene.

¡Maldito el día en que te conocí! Pues me di cuenta de tu intelecto y tu gran bondad que disfrazas con esa quimera de superficial intolerante, ¡oh!, gran pedante pareces al mío amigo, mas te aseguro que no es así. Grande. Eso eres. Grande. Mahatma. Grande Alma. ¿No lo ves?

Y tu cadencia me mata, pues lo tuyo es matar. Matar en vida. Matar. No lo ves, seguramente. No lo ves. Amar y matar, en muchos casos -solo los conocidos- resulta lo mismo.

¡Solo morir es librar! Exclama el adolorido medieval. ¿Así es? Soy valiente para amarte, pero cobarde para morir por ti. Vivo por ti. Vivo muerto. Vivo en muerte. Muerto en vida.

¿Tentaciones? Las tienes, lo sabes. De sobra. No me preocupa. Eso no es lo que busco, lo declaro. Hacerlo, ¡por supuesto! Pero no de esta manera. Así, no sirve. Servirá para el hombre, mas lo que es bueno para el hombre no es necesariamente para el ser del hombre. ¿Conoces tu ser? ¿Conoces tu existir? Y si realmente existieras, ¿con quién quisieras existir?

Amor, dolor, vida, muerte, sufrimiento y gozo. Las apariencias engañan. El engaño duele. El dolor entraña sufrimiento. Y cuando sufras, estaré aquí, quieto. Esperando. Esperando por ti. Para calmar esas heridas que, a tiempo estuviste de evitar, pero pensaste que un puñal en el corazón sería herida para mi, no para ti. Te equivocaste, quizás, pero no importa. Espero. Espero por ti. Amor... amor el mío para tí. Lo demás es aire.

Esperaré ahí, en mi morada. Ahí en el azul infinito donde las almas esperan que su mitad recapacite. Ahí. Desde donde te sigo día y noche: noche y día. Ahí, pues en cuerpo te veo desde abajo. Desde mi verdadera morada te miraré desde arriba, quizás. No soy más, por el contrario, parezco menos. Pero desde ahí miraré como crees ser feliz, y mientras dure, seré feliz, quizás, al verte sonreír y gritar. Después seré infeliz, pues tu destino fallaría. Mas no te preocupes. Aquí sigo, ¿no lo crees? Dijiste creerme. Ahora cree más que nunca. Hazlo.

Y seguirán siendo altas horas por la madrugada, y tu nombre temblar en mi garganta, como mantram, dos segundos, cada dos segundos, dos segundos. El tiempo que toma pronunciar tu bello diminutivo que te hace ser el ser más tierno. Dos sílabas. Suaves dos. Dos sílabas. Dos. Largo. Pausado. Dos.

¿Viste hoy el cielo? A Selene no la has de encontrar. Ella está aquí en mi alcoba, llorando conmigo, pues en otros brazos te ha visto. Y te verá. ¡Calla, Luna variable como mi suerte! Calla, por piedad. Que si lo que no me mata me hace más fuerte, no quiero intentar. ¡Lucas pareces sensato! "Feliz el hombre que ignora si es amado", creo tienes razón. Mas eso no importa, pues lo escrito así está. Esperaré hasta que entre en razón. ¿Cuándo? No lo sé. Mejor. Así esperaré día tras día. Vida tras vida, quizás.

Libertina es tu alma gemela y pasa frente a ti con otro de la mano, busca placeres vanos y serviles. ¿Virtuosa, no dijiste, era?

¡Dejadla en paz! Que viva su vida, si cree que es vida. Dejadla. ¿Qué más da? Eso es cuerpo, ceniza, polvo, nada. Lo que interesa a este insensato solo es lo que por dentro está. Que en mi ser amado en grandeza se da.

Pero eso no es Amor, dicen los que dicen saber. Mas yo respondo: ¿Qué sabes del Amor? ¡Define ahora el Amor! ¿No puedes? Ante tu silencio, lo haré yo: Amor es encontrar a tu mitad perfecta del círculo perfecto, ¿cómo saber? cuando, aunque no se da cuenta, tú la deseas a ella, deseas sea feliz aunque tu muerto estés, aún muerto en vida. Verla pasar con otro. Pero la prueba mejor es, cuando la quieres a ella mientras que tres más tras de ti están.

Y el de ellas tres, ¿amor no es? No lo es. Pues buscan lo mismo que mi ser amado en otros, y digo verdad, cuando digo que el Amor es un sentimiento, no una sensación.

martes, 3 de abril de 2007

Los diez mandamientos.

1. Amarás al hombre por sobre todas las cosas. Él es el manufactor de todo lo que ves, y el ocultador de todo lo que no ves.

2. No darás tu palabra en vano.

3. Glorificarás el domingo, pues es el día que te has ganado por tu trabajo semanal.

4. Honrarás a tu padre y a tu madre, en tanto ellos se llamen tus padres.

5. No asesinarás, a menos que se trate de amor al hombre.

6. No cometerás actos impuros, contra el espíritu del hombre.

7. No robarás al que lícitamente, justamente, obtenga sus frutos.

8. No mentirás, a menos que sea para conseguir un bien mayor y para un mayor número de personas.

9. No consentirás pensamientos que vayan en contra del orden de la naturaleza del hombre, es decir, la afirmación de sus instintos.

10. No codiciarás los bienes ajenos, a menos que pongas manos a la obra y obtengas, para beneficio total, beneficios equivalentes a los ajenos.

La pregunta por el hombre

Si tan sólo pudiéramos afirmar lo que el hombre es, lo agotaríamos. De manera absurda pretenderíamos abarcar todas las posibilidades del mismo. Tan sólo mirarlo y descubrir una pequeña porción de su inmensidad hace fatigosa la labor filosófica.

El hombre, sin lugar a dudas, una de las más grandes preguntas de la humanidad. La más grande dirían algunos. Junto con dios y la naturaleza, brinda a la Filosofía la posibilidad más grande de indagación, duda, respuesta parcial a la realidad.

A pesar de la majestuosa complejidad de la realidad, no habría tal estudio sin la pregunta fundamental, la antropológica. De tal manera, podemos afirmar que de esa duda se siguen el resto. No es posible imaginar nada sin la presencia del hombre. Y a pesar de tantos años meditando en torno al esto, hoy nos preguntamos con incertidumbre y algo de temor: ¿qué es el hombre?

No podríamos dar respuesta. Ninguno. Y el que se proclamara como poseedor de esa respuesta debe ser un ignorante o un insensato, quizás un dios (si acaso existiesen). Más lo que podríamos intentar es encender nuestra luz acerca de lo que a nosotros se nos presenta como formación del hombre.

A partir de ahí, esa será nuestra pretensión. En un primer momento mirando la composición que consideramos prudente para analizar al hombre. En un segundo momento, enumerando algunas características y atributos que el hombre posee y que lo diferenciarían acaso de las bestias.

Composición del hombre

Abarcar al hombre en su totalidad sería labor de más de una vida. Para buscar la verdad antropológica, quizás debiéramos primero encontrar una división sensata acerca del ser humano. Buscar qué lo fundamenta y cómo lo hace.

Así, encontramos que existen dos grandes dimensiones del hombre. Ambas se complementan y ninguna está por encima de la otra. Ni enemigos ni contrapuestos, mucho menos contradictorios. Simplemente simbólicos al estilo platónico que forman una unidad de capacidades finitas e infinitas.

Ambas dimensiones implican la unidad del hombre. No pueden ser disueltos más que a partir de la muerte. Sin embargo, el estudio sistemático no permitiría la especificación ni la diversidad de saberes a no ser que se cuente con una diferenciación entre ambas para luego poder unirlas y mirar al hombre en su totalidad.

A) Física

Lo que nos aparece a los sentidos es, indudablemente, lo material. Por esa parte, el hombre posee un cuerpo. Ocupa un lugar en el espacio y, de acuerdo a las leyes físicas, ningún objeto puede ocupar el espacio que el primero haya ocupado, en el mismo momento y bajo las mismas circunstancias. Es irreemplazable físicamente.

El cuerpo alberga las grandes posibilidades físicas del hombre. Es como un sistema complejo que funciona de acuerdo a ciertas circunstancias y siempre en equilibrio. Existen algunos momentos en donde ese equilibrio se rompe y, a pesar de todo, surgen nuevas funcionalidades que nos indican que algo anda mal en el organismo, a fin de que lo solucionemos. El hombre es armónico en su cuerpo.

Gracias al cuerpo, el hombre es capaz de trabajar, de buscar la subsistencia, de trascender biológicamente a través de la generación de nuevos organismos y, por tanto, convertirse en “creador” de hombres. Se transforma en dador de vida en lugar de ser un receptor de la misma.

Por el cuerpo conocemos el mundo, es el primer contacto con la realidad, lo cual nos llevará posteriormente y junto con la inteligencia, al conocimiento de todo cuanto nos rodea. En este primer momento, el hombre se enfrenta a las cosas sin más, por naturaleza y de ellas conoce sus características físicas.

La percepción entonces juega un importantísimo papel. No se trata de que ocupe un primer lugar jerárquico, sino que de la mano con la racionalidad conduce al conocimiento de las cosas.

B) Espiritual

La dimensión espiritual del hombre es casi intangible. Y es que sólo podemos tener evidencia de la misma debido a la contemplación de sus efectos. En todo caso, la espiritualidad se manifiesta en el cuerpo, en sus actos.

El espíritu es el punto donde confluyen la mayoría de las características que hacen del hombre justamente eso. Es decir, todo aquello que separa al hombre de la bestia, de lo inanimado, de lo irracional, está en el espíritu.

Una vez que el hombre tiene contacto directo con su mundo, ha de abstraer ideas, las cuales no son conducidas sino por el intelecto, y ha de emitir juicios y demás formas del pensamiento sólo en el espíritu.

Pero espíritu también es un conjunto de espíritus singulares. Se trata de la suma de las cualidades que han hecho de un hombre un ser humano, el cual se supera a sí mismo con cada una de sus acciones libres y dirigidas a un fin. Esa suma es la que conduce en general las otras voluntades, no como manipulación, sino como enseñanza, como una moralidad tácita que hacen de la sociedad una cada vez mejor, en pos de la excelencia y del buen vivir.

Sin embargo, podríamos perdernos en esa generalidad del espíritu, pero para ello cada persona en particular posee ciertos atributos específicos, desarrollados de manera singular y que, a pesar de compartirlos, no son idénticos.

Así, encontraremos que cada acción llevada expresada por el cuerpo, gestada por el espíritu, estará cargada de una personalidad, de una identidad igualmente irrepetible, insustituible y plena de dignidad.

Atributos del hombre

Inteligencia

Es la primera de las diferenciaciones entre hombre y bestia. Se trata de la capacidad de abstraer la realidad. De ir más allá de la contemplación y de la búsqueda sensorial de placer o de satisfacción de las necesidades mínimas de sobrevivencia.

En este ámbito se ha de desarrollar el lenguaje, por medio del cual el hombre expresa y, por tanto, se vuelve social. Sin la inteligencia, la sociedad no tendría lugar, y sin ella no aparecerían algunas otras categorías como el trabajo, el comercio, la educación, etcétera.

Voluntad

Se trata de aquella tendencia a un fin. Regularmente se pretende que la diferenciación entre el bien y el mal, o de lo bueno y lo malo, aquí aparecen. Sin embargo nos parece algo ambivalente, pues esos términos han ido cambiando a lo largo de la historia y se han convertido quizás en lo opuesto.

La voluntad es más una tendencia personal y no una convención moral en la sociedad. Esto es, que lo que para uno es malo para el otro es bueno, y lo que en una sociedad americana es bueno [o normal] en la sociedad

Libertad

La libertad es la expresión fidedigna de la voluntad. Es el pleno ejercicio en acto de lo que se pretende, busca o necesita. Sin el acto libre, la voluntad no se llevaría a cabo sino que permanecería en la tendencia.

El pervertido sentido de libertad, donde se daña al otro, se menoscaba la dignidad propia o ajena, donde se elimina el bien común o particular, es el libertinaje. Es un abuso de la libertad sin mirar consecuencias.

La libertad es la que nos mueve, la que nos empuja hacia lo que la voluntad ha ya contemplado pero que no nos habíamos atrevido a hacer. Es un movimiento sistemático del cuerpo dirigido por el espíritu, a partir de que ya se conocen las causas de lo que haremos y las consecuencias que el actuar traerá irremediablemente.

Es el juego de todo lo que el espíritu comprende. Un moverse frente a la moral, a lo que subjetivamente consideramos lo mejor, a lo que deseamos, a lo que pretendemos, a lo que buscamos, a lo que necesitamos.

Sólo a partir de estas tres características humanas podríamos construir lo que el hombre ha hecho. La sociedad, la trascendencia, el trabajo, la familia, la axiología (y con ella valores y jerarquización), la educación, política, ciencia, técnica, contemplación, arte, etcétera.

Toda esa gama de posibilidades aparentemente infinita es espejo del hombre. Así, no podríamos decir qué es el hombre, pero ya la pregunta misma no parece necia sino incesante, pretensiosa, enorme, respetable.

Es la tarea digna del mismo ser humano. ¿Qué es el hombre? Si tan sólo nos preguntáramos ¿Para qué queremos saber qué es el hombre?, Nosotros contestaríamos que la única razón por la que preguntamos qué es el hombre es porque necesitamos saber. Necesitamos saber de todo, de lo que sea, de nosotros mismos en el anonimato, en la generalidad. Necesitamos buscar pretextos a lo que somos, justificaciones si acaso suena más suave.

Todos los problemas de la vida se verían solucionados con esa respuesta, y que hoy por hoy, nadie sabe. Y si alguien la tuviera, no sé si pudiera expresarla. No sé si quisiera comunicarla. Quizás por egoísmo. Quizás por temor.
Aforismos.

1. Lo peor que le puede pasar a un enamorado, es ser considerado un estorbo, una carga irremediable, una basura en el ánimo del amado.

2. En el amor, como en la política, hay que saber retirarse a tiempo. El problema está en que el enamorado no piensa en lo que se debe saber, sino en lo que quiere hacer.

3. Pretender que el tiempo y el espacio te ayudan a conciliar el amor, es como pretender que una guerra se soluciona llevando los misiles fuera del país, y esperando a que se cansen de luchar.

4. No cabe duda que uno se enamora de las cualidades de uno mismo reflejadas en el otro. El problema es cuando en el otro esas cualidades parecen supeditarse a las que permanecían ocultas.

5. La dialéctica del amor: Tesis: amante. Antítesis (surgida del ideal del primero): amado. Síntesis: el desencanto.

6. En el arte: el libre juego de las facultades. En el amor: el juego facultativo de la libertad. En ambos casos, la racionalidad se esconde.

7. Justo cuando uno cree que la felicidad es algo que se logra en esta tierra, de pronto, lo extraño ocurre y se quiere afianzar a lo oculto, a lo misterioso, a lo trasmundano: al dios que nos inventamos.

8. Sin amor, la vida del hombre sería inútil. Mejor dicho, sin la búsqueda del amor.

9. Pretender que amar a otro no es el centro de las actividades de un hombre, es tanto como pensar que ese amor es incondicional.

10. Si dios es amor, no quiero conocerlo, puesto que luego de mucho amor, el dolor es inminente.

11. La vida en pareja es tan frágil que necesita aferrarse a un “qué” para protegerse, sin importar acaso un “como” que le indique el camino.

12. El sacerdote inventó el “hasta que la muerte los separe”, argumentando la intercesión divina, puesto que sabe que el amor acaba y, con ello, la familia.

13. Jesucristo, a pesar de haber sido hombre, fue tan cobarde como para no permitirse amar particularmente, sino en abstracto.

14. El amor al prójimo es la mejor doctrina para consolarse ante el desengaño del amor conyugal.

15. Si la fidelidad fuera parte de la naturaleza del hombre, no habría contratos matrimoniales.

16. En el noviazgo, el enamorado es el fundamento que muestra lo que no es el amor ni la relación de pareja.

17. La mejor prueba de que el amor es cultural y no natural, es que la ley de los contrarios es violentada categóricamente.

18. El problema de compartir cuatro paredes en pareja, es que pensamos que será trascendente y eterno. El dolor viene cuando al despertar, miramos que eso fue simplemente contingente.

19. La religión tiene tanto en común con la ley, como que ambas se inventaron para consuelo de los débiles.

20. La diferencia entre la muerte de un amigo y la huida de un amante es que la desesperación en la primera es que ya nada se puede hacer, mientras que en la segunda ya nada se quiere hacer.

21. El encuentro real de la pareja ideal es inversamente proporcional al resultado arrojado por el motor de búsqueda de Internet bajo la fórmula “pareja ideal”.

22. En el amor, cuando el amante cree necesario reconsiderar la pertinencia del noviazgo, y no lo hace, muy probablemente mirará cómo el amado vendrá, tiempo después, a pedirle reconsiderar la misma circunstancia.
Saludos a todos.
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Salud!